Qué dicen tus sueños sobre ti

Todas las noches soñamos, pero no todas las mañanas recordamos el sueño. A lo largo de los siglos distintas culturas han intentado descifrar los sueños y algunas han dado con teorías y métodos de interpretación propios que han prevalecido durante mucho tiempo. En este artículo intentaremos dar unas pautas validadas por expertos para acercarnos a desvelar lo que nuestros sueños dicen de nosotros. ¿Te atreves a intentarlo?

La mente humana es, en efecto, una maravilla de mecanismo perfecto que no descansa mientras dormimos. Por la noche damos rienda suelta a nuestro subconsciente y este hace de las suyas sacando a la luz miedos, deseos y, según algunos, hasta premoniciones. Si fuéramos plenamente conscientes de nuestros sueños quizá tendríamos un conocimiento mayor de nosotros mismos y nuestra personalidad, pero, para bien o para mal, la mayoría de las mañanas no recordamos lo soñado. A veces incluso pensamos que no hemos soñado nada, pero en realidad ha sido un sueño tan profundo que no ha dejado rastro.

María Jesús Palmer, autora de Manual de Interpretación de todos los sueños y experta en ellos, nos da algunas claves para recordar los sueños por las mañanas: «La materia de los sueños es tan frágil y sutil que si al abrir los ojos lo primero que hacemos es mirar la hora o centrar el pensamiento en la rutina diaria, ocurre que la mente racional acapara toda la atención y el recuerdo del sueño se evapora. Nos quedará la vaga sensación de haber soñado algo curioso y posiblemente interesante, pero ya seremos incapaces de saber qué era». Lo primero que hay que hacer, según Palmer, es querer acordarse: verbalizar en voz alta el sueño para hacer memoria. Para esto ayuda beber un vaso de agua o dos antes de acostarse. «También se activa la conexión con el inconsciente cuando antes de dormir se memorizan sueños anteriores que aún se recuerdan y se busca su posible significado».

¿Quién no ha soñado con animales, colores o seres queridos? Hay elementos comunes en los sueños que son los que rigen la escala de prioridades en nosotros. Parece que cuanto más soñamos con una cosa o con alguien, eso es bastante importante para nosotros o, al menos, está muy presente en nuestro día a día.

Soñar con flores simboliza alegría y belleza. Son un elemento bastante común en los sueños y hablan de inspiración creativa y momentos felices, especialmente si en sueños nos vemos recogiendo flores en un jardín. Dentro de la variedad de las flores, destacan las blancas o rosadas por representae la plenitud emocional tras haber superado un camino de espinas (una mala racha).

Soñar con animales representa las cualidades propias que les caracteriza y que ya tenemos asociadas en el inconsciente colectivo. Por ejemplo: el zorro simboliza la astucia, el oso la fuerza, la hormiga el ahorro, la cabra la locura, el perro la fidelidad… El toro es un perseguidor implacable que hace que corramos y huyamos de él.

Soñar con famosos también es bastante común, ya que les vemos repetidas veces en la televisión, el móvil o revistas. Suelen ser sueños agradables o placenteros llenos de emoción por estar con ellos -algo que tenemos asimilado como imposible- o, incluso, teniendo nosotros el papel de héroe con respecto a ellos.

Soñar con agua tiene distintos significados dependiendo del estado en que se encuentra. El agua clara o cayendo en cascada anuncia encuentros agradables y momentos felices. Por otro lado, el agua turbia o mareas fuertes ponen de manifiesto emociones alteradas o el miedo a «mojarse» ante una situación difícil -discusión o toma de decisión-.

«La muerte en sueños suele ser el indicativo de que hay grandes transformaciones personales en marcha. Transformaciones como las que representan, por ejemplo, el paso de la niñez a la adolescencia, después a la juventud, la madurez o la vejez. También justifica la antigua creencia que dice: cuando sueñas con la muerte de alguien, le alargas la vida. Pues el sueño indica que esa persona que ves morir de alguna forma rehace su vida, se reinventa y, en definitiva, vive más», asegura María Jesús Palmer.

De todas formas, no puede haber un artículo sobre sueños que no mencione al gran Sigmund Freud y su obra más revolucionaria: La interpretación de los sueños, en la que utiliza sus propios sueños como ejemplos para demostrar su teoría sobre la psicología de éstos. Freud distingue entre el contenido del sueño manifiesto o el sueño experimentado al nivel de la superficie, y los pensamientos de sueño latentes, no conscientes que se expresan a través del lenguaje especial de los sueños. Su teoría revolucionó la práctica de la psicología a lo largo del s.XX y encaminó las investigaciones al respecto. La psicología y teoría del subconsciente que tenemos hoy es de gran nivel y confianza gracias a él y su obra.

Freud considera que todo sueño es interpretable, es decir, tiene un significado propio. La labor de interpretar no recae sobre todo el sueño en su conjunto, sino sobre sus componentes basándose en una especie de libro de los sueños, donde a cada cosa soñada se le asocia una significación genérica -como hemos visto en los ejemplos anteriores de animales, agua, flores, etc.-. Es decir, primero se descompone el relato en partes, y después surge la interpretación final o global, en la cual se nos revela el sueño como una realización de deseos.

Cuando un sueño no está claro porque tiene un lenguaje de la realidad totalmente alterado, Freud se pregunta por qué tiene que haber una deformación de la realidad cuando no era necesario. A esta cuestión responde el mismo experto entre los expertos que, cuando se da este fenómeno, quiere decir que el subconsciente está intentando negar esa idea o no quiere afrontarla en el campo de la realidad. Es decir, esta deformación es intencional y se debe a la censura que el sujeto ejerce contra la libre expresión de deseos, ya que los encuentra censurables por algún motivo.

El subconsciente, al ser un campo que escapa a nuestro control, ha visto intentos de aproximaciones desde las artes como el cine, la literatura o la pintura desde tiempo inmemorable. Desde películas como Origen (2010), obras literarias como La vida es sueño de Calderón de la Barca hasta artistas como Dalí, ¿cómo no va a suscitar interés si se trata de la posibilidad de crear un universo totalmente distinto, sin leyes físicas ni racionales, guiado por la espontaneidad? También es importante que uno no se deje llevar por ninguna obsesión de este estilo. Los sueños son involuntarios e «inocentes» y, si existe algún problema como el insomnio o la presencia constante de pesadillas insoportables es aconsejable consultarlo cuanto antes con su médico o psicólogo para procurar ponerle remedio.

Este tema de los sueños y el subconsciente sigue dejando la puerta abierta a la investigación y a la creatividad. Y esperamos que siga sorprendiéndonos y dándonos anécdotas que contar por las mañanas. ¡Cuántas ideas importantes habrán surgido originarias de un sueño!

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